El género del litoral fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La resolución, votada el miércoles en París, le abre nuevas posibilidades al Chamamé, no solo en términos simbólicos, sino también económicos, dado que las expresiones culturales que logran este reconocimiento también pueden obtener facilidades de fondos para la cooperación internacional.
“El patrimonio inmaterial proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social, y genera ingresos económicos”, argumentan desde la UNESCO.
Su danza y música muy popular, que tradicionalmente le ha cantado al amor, desamor y destierro, hoy también lo hace a la violencia de género y al cambio climático.
El Chamamé es un género musical muy popular en lo que se conoce como área guaranítica, la región que va del Mato Grosso do Sul en Brasil a Paraguay y parte de Uruguay. Es decir, en la zona donde se asentaron las misiones jesuíticas que le dieron forma en diálogo con la cultura guaraní, española, africana y judía. El vocablo tiene su origen en la frase “che amoá memé”, que traducido al castellano significa: “doy sombra a menudo, constantemente”. Guarda directa relación con el término “enramada”, porque ésta otorga la sombra y, en la zona del Litoral -específicamente en el ámbito rural de la provincia de Corrientes - el baile chamamecero se realiza bajo las enramadas, que protege del inclemente sol de las siestas y del rocío de las madrugadas.